Bohemian Rhapsody (o Dios salve a La Reina)

Empiezo el 2019 y hago una advertencia: esto no va a ser una crítica al uso. No. Me resulta imposible someter esta película a la frialdad del escrutinio y a la búsqueda del defecto. Llevaba tanto tiempo esperando ver algo así que me veo incapaz de ser imparcial. Así que avisados quedáis.

Porque en la vida hay cosas que, sin esperarlas, llegan justo en el momento en el que más se las necesita. Y eso es lo que ha ocurrido con "Bohemian Rhapsody", el reciente biopic sobre el grupo de rock Queen. Trayéndonos un canto a la libertad y a aceptarse a uno mismo siempre predicando la misma máxima: la de vivir sin vergüenza.

En este se explica la historia de los inicios de la banda y el inicio de su éxito,desde la creación del grupo en los años 70 y su ascenso a la fama, culminando con su célebre actuación en el concierto Live Aid de 1985 en el estadio de Wembley.

A partir de ahí, se podría puntualizar que ha habido un exceso de libertades artísticas: tanto en los cambios temporales como en el tratamiento de las relaciones entre algunos personajes.

Pero eso, según mi opinión, es irrelevante. Porque cuando se hace una película con un casting tan bueno (enormes Rami Malek y sus compañeros de banda Gwilym Lee, Ben Hardy y Joe Mazzello), cuando se crea un espectáculo de esa calidad y se celebra de esa forma el espíritu de un grupo y una música que marcó a tantas personas, criticar cualquier variación temporal o ser purista con cualquier matiz se vuelve totalmente innecesario.

Porque Queen siempre será sinónimo de lo atemporal, de crear sin miedo y de dejarse de formalismos sin importar el qué dirán, algo que, en los tiempos de corrección política y poca acción que vivimos, no está de más que se recuerde.

Así que, para terminar, solo cabe decir una cosa: Dios salve a La Reina.

-V-